Unos tres meses y medio después de empezar a cortar de manera alternativa el tráfico en el viaducto de entrada y de salida de Cartagena a través de la autovía que enlaza con Murcia (la A30), debido a las obras de reparación de la estructura, el tráfico volverá a la normalidad mañana en los cuatro carriles.
Objetivo. Reparar los daños en el puente, por la oxidación derivada de la actividad de las antiguas fábricas de Potasas y Zinsa, y reforzar la seguridad de la estructura.
Inversión. El Ministerio de Fomento dedica 2,6 millones de euros.
Aunque los trabajos de conservación de esta infraestructura no terminarán hasta «después del verano», según informó ayer un portavoz del Ministerio de Fomento, ya no está previsto interrumpir más la circulación.
La hora exacta de la reapertura del tráfico en sentido Cartagena, hacia el Paseo de Alfonso XII (el que está afectado en la actualidad), estaba aún por determinar. No obstante, los responsables de Tráfico de la Policía Local, que pertenecen a la Concejalía de Seguridad, fueron informados ayer por el Ministerio de que los operarios acabarán sus tareas a lo largo de este viernes.
Fue el 30 de marzo, después de un aplazamiento para evitar molestias a vecinos y turistas durante la Semana Santa, cuando el Gobierno central empezó a ejecutar unos trabajos que están presupuestados en 2,6 millones de euros.
Según explicaron fuentes del Gobierno central, la rehabilitación y mejora del viaducto de entrada consiste básicamente «la mejora del tablero, los pilares y los sistemas de contención del viaducto», que tiene 670 metros de longitud. En el Ministerio recordaron «que estas operaciones de mantenimiento permiten reparar los daños existentes en el puente, especialmente en el entorno de la antigua fábrica de Potasas y Derivados», en la zona de El Hondón (frente a la estación de trenes).
Además de arreglar las zonas dañadas, el plan de obras incluye la sustitución de las barreras de hormigón que «confinaban» las calzadas por un nuevo pretil, homologado conforme a la actual normativa estatal. Dado que era necesario reforzarlos bordes exteriores del tablero, hubo que llevar a cabo al principio una demolición de los anclajes de los pretiles y rearmar el exterior del puente, construyendo un zuncho (abrazadera o refuerzo) de hormigón armado. Sobre éste se apoyan las nuevas barreras de seguridad.
En la zona se emplea una «técnica de alto rendimiento», conocida como hidrodemolición. Ésta consiste en utilizar un fino chorro de agua a muy alta presión, del orden de 2.000 bares, «que es capaz de eliminar no solo el hormigón deteriorado, sino también el sano que hay que demoler para dejar espacio a las armaduras de refuerzo».
Residuos de Potasas y Zinsa
La reparación del viaducto fue calificadas como trabajo de emergencia por el Gobierno. Había que eliminar la capa corroída por los gases contaminantes salidos durante décadas por las chimeneas de Potasas y Derivados y también por la factoría de Española del Zinc (Zinsa) en Torreciega. El deterioro también tuvo su origen en los materiales depositados por el funcionamiento de estas industrias en el suelo sobre el que están plantados los pilares.
La primera fase de las obras fue ejecutada en febrero, y no hubo que cortar el tráfico. Supuso el vallado de la zona que hay bajo el viaducto. Allí, tres equipos de obreros, subidos sobre elevadores, sanearon todos los elementos que estaban a puntos de desprenderse y que era necesario eliminar para reconstruirlos. También fue depurado el óxido que afectaba al armazón de metal.
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